¿Qué es la somatización de emociones y cómo evitarla?
Existen cientos de ejemplos cotidianos de somatización: las lágrimas son la respuesta fisiológica a la tristeza o a una gran alegría; la vergüenza produce rubor; el corazón se acelera por el miedo o la emoción, y para algunos, el más dulce de todos los efectos, las mariposas en el estómago cuando una persona nos atrae.
La estrecha relación entre el cuerpo y la mente es tan evidente que de hecho, a inicios del siglo XIX los doctores estaban convencidos de que la salud dependía de las emociones; posteriormente la ciencia detectó otras causas como las bacterias y las toxinas. De esta forma las emociones quedaron relegadas a un segundo plano.
Sin embargo, con el paso del tiempo se descubrió que hay cierto grupo de pacientes con síntomas y dolencias cuyo origen o diagnóstico no detecta una causa orgánica, aún después de exámenes y/o tratamientos exhaustivos. A esta condición se le denominó trastornos psicosomáticos.
¿Qué es la somatización y cómo se manifiesta en el cuerpo?
La mente y el cuerpo trabajan en perfecta sintonía. La somatización consiste en transformar inconscientemente los problemas psicológicos en síntomas que afectan a nuestro cuerpo. De esta forma, es muy posible que las cargas psicológicas como traumas, angustia o ansiedad persistentes puedan producir malestar físico y a la vez, sus síntomas se vean agravados por factores mentales.
Este trastorno generalmente se produce por una angustia real y la incapacidad o dificultad para gestionar las situaciones que se presentan, como es la muerte de un ser querido.
Náuseas, diabetes emocional, síndrome de intestino irritable, síndromes dolorosos (desde articulares, cefalea, dolores lumbares o cervicales) y fatiga crónica son algunas de las enfermedades psicosomáticas más comunes.
De aquí la importancia de expresar las emociones negativas o problemas emocionales derivados del estrés, la ansiedad o la angustia. Pedir ayuda en el momento que sintamos desborde, contar con una red de ayuda en los momentos complicados, aprender a reconocer nuestras emociones y gestionarlas a tiempo, son algunos consejos para evitar la somatización.
Aunque hasta cierto punto la mayoría de las enfermedades pueden tener un componente psicosomático, ya que la forma en la que reaccionamos ante un diagnóstico o la manera en la que lidiamos con los síntomas varía de una persona a otra, es importante recalcar que no todas las enfermedades tienen origen en las emociones; el abuso de esta creencia puede derivar en hipocondría.