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Pautas para olvidar a un ser querido

 Pautas para olvidar a un ser querido

Todo el tiempo te estoy olvidando. Cuando le bajo el volumen a tu música favorita porque me duele escucharla, te estoy olvidando. Cuando guardo tu ropa en una caja que no quiero abrir, te estoy olvidando. Cuando giro tu foto hacia la pared porque no soporto ver tu sonrisa sin romperme, te estoy olvidando.

 

Cada pequeño gesto parece un intento de dejar atrás el dolor de tu ausencia. Pero aquí está la verdad que no puedo negar: no puedo olvidarte. Aunque lo intente con cada respiro, tu huella es demasiado profunda. Cada lágrima que derramo es testimonio de lo mucho que significaste para mí.

 

Olvidar lo que nos marcó no es el camino

 

Quizá nos enseñaron a creer que si evitamos pensar en el dolor, este desaparecerá de forma mágica. Pero la realidad del duelo es que no funciona así. El dolor no desaparece, se siente en cada rincón del alma. Y aunque ahora parece abrumador, ese dolor es una señal: si duele tanto, es porque valió la pena.

 

El valor de sentir el dolor

 

Literalmente, «valer la pena» significa que valió las lágrimas, valió el sufrimiento, porque su existencia fue significativa. Si ahora se encuentra en ese momento donde el dolor parece insuperable, recuerde esto: el dolor es la medida de lo que perdió.

 

Ese vacío que siente ahora no es solo ausencia, es el eco de lo bueno que vivieron juntos. Intentar ignorarlo solo alarga el proceso. De hecho, olvidar lo que nos marcó no es el camino. En el duelo, el dolor no es el enemigo; es parte del proceso. Es el reflejo de lo que fue, de lo que se perdió, de lo que significó esa persona.

 

La lucha diaria contra el recuerdo

 

Guardar sus pertenencias, apagar su música, evitar mirar las fotos… puede parecer que son pasos hacia adelante, pero en realidad, solo aplazan lo inevitable: enfrentar el dolor, reconocer que esa persona fue parte de nosotros y que lo seguirá siendo, aunque ya no esté aquí.

 

El duelo es amor que no sabe a dónde ir

 

En esos momentos de desesperación, en los que solo deseamos que el dolor termine, recuerde que el duelo es, en su esencia, amor. Un amor que no sabe dónde ir, ahora que esa persona ya no está. El dolor es solo el reflejo de lo mucho que nos permitieron amar. No intentemos suprimirlo, porque renunciar a él sería renunciar a todo lo que esa persona dejó.

 

No es olvidar, es aprender a recordar

 

No existen pautas para olvidar a un ser querido, porque olvidar nunca es la respuesta. Probemos con hacer las paces con la idea de que esa persona seguirá siendo parte de nosotros, en cada risa, en cada lágrima, en cada recuerdo que dejó.

 

Y aunque al principio algunos días parezcan más oscuros que otros, con el tiempo, nos daremos cuenta de que no se trata de olvidar para seguir adelante. Se trata de recordar con el corazón lleno, sabiendo que dolió porque su vida nos marcó.